Halloween se ha
convertido en una fiesta popular en tiempo récord. Hace 20 años apenas se
conocía en España, pero ya se celebra en todas las ciudades de país,
especialmente entre los más jóvenes. Fiestas familiares, parties, cenas de
Halloween, sesiones de discoteca... ¡Truco o trato!
Muchos
se preguntan cuál es el auténtico origen del carnaval, cuál fue el primero y de
dónde provino. No os lo puedo asegurar pero muchas teorías apuestan porque el
carnaval surgió como una celebración de la vida antes de tener que renunciar a
todos los placeres antes del comienzo de Cuaresma, que comienza
el Miércoles de Ceniza, tras el martes de carnaval, cuando el carnaval
vuelve a decirnos adiós hasta un nuevo año.
Esta
teoría está relacionada con las festividades cristianas, por lo que también
encontramos otras teorías paganas como que era un momento del año en el que se
realizaban rituales para alejar los espíritus malignos y celebrar la
vida.
Sea
como fuere, el carnaval siempre ha permitido que todas las clases sociales se
diluyeran, que las inhibiciones se esfumaran y uno se permitiera ser aquello
que quisiera, estar con quien quisiera sin que nadie pudiera juzgar ni decir
nada, simplemente era una festividad en la que disfrutar y dejarse llevar
bajo el anonimato de un disfraz.
Aunque
considerada tradición americana lo cierto es que el origen de Halloween lo
encontramos en la antigüedad y en concreto en la época celta ya que era
la festividad céltica conocida como Samhain, y que
permitía a los antiguos britanos el que pudieran celebrar el final
de la temporada de cosechas y era considerada como el «Año nuevo
celta», que comenzaba con la estación oscura.
La noche
de Halloween o Noche de Brujas y si bien se celebra cada año el día
31 de Octubre y en muchos países como Estados Unidos, es como una especie de
fiesta dedicada a los difuntos, también es una ocasión para poder disfrazarse
de un modo terrorífico.
Muchos se
disfrazan inspirados en películas de súper héroes, de aventura, de ciencia
ficción, terror, horror, etc. y más cuando la festividad se ha convertido en un
símbolo más de la “cultura yanki” en la que lo religioso o pagano ha pasado a
un segundo plano y realmente se la conoce más como festividad para disfrazarse
y para que los niños pidan caramelos puerta por puerta.